Lic. Andrea F. Amendola

Psicoanalista de la orientación lacaniana. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Atención online y presencial. Niños, adultos, adolescentes, parejas y familias. Supervisión clínica a colegas y grupos clínicos de estudio. Contacto: 15-4414-1330

Artículos a la Comunidad

El acto violento




Desde el psicoanálisis Freud ya lo había señalado en 1920, esto es, existe en todo ser humano, una pulsión de muerte, es decir, una fuerza que puja hacia la destrucción y es esa misma que ha llevado al hombre a la guerra. En ocasiones se vuelve indomable, actúa silenciosamente, a tal punto que quien se ve arrastrado por ella no logra detectar de qué se trata.

En esa dificultad de discernir ese mal que nos habita, es común que se desencadene la destrucción hacia otros, ya sea bajo el modo del maltrato, del insulto, de la segregación o del  bulling, ya sea bajo el golpe o, en los casos más graves, en el homicidio o el intento de concretar el mismo. Hay así una inclinación a proteger la propia vida aniquilando la del semejante, dice Freud al respecto:

“… explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo y asesinarlo”(Malestar en la Cultura).

Ahora bien, a consulta nos llegan diversas cuestiones, desde niños que pegan, hasta mujeres maltratadas, gente explotada laboralmente, entre otros tipos de sometimientos en donde puede palparse cómo el acto violento predomina por sobre la palabra.

Es en donde la palabra desfallece, en donde emerge el acto violento. La palabra es lo opuesto al acto violento. Podemos considerar que en los casos que hoy se denominan como violencia de género, el acto mortal, el femicidio, se alimenta tanto del odio como del amor.

El psicoanálisis oferta la chance de poner a trabajar estas cuestiones para que, quien las padece, logre hacer operar el no ante el ser tomado por la violencia del otro, operar el no hacia su propia tendencia a aniquilarse.

Aún cuando se es consciente del precio que se paga en el acto violento, no suele ser sencillo despegarse de lo que allí se pone en juego. En ocasiones, detrás de un deseo amoroso se esconde la intolerancia a la pérdida, aún si perder al otro conlleva perecer uno mismo.

El psicoanálisis ofrece decir que no al acto violento y poner en juego el recurso de la palabra, de modo que se logre habitar la vida de otro modo, bajo la luz de la dignidad de vivir sin que la condición tenga que ser padecer y, hasta …perecer.

 

 Lic. Andrea F. Amendola
     

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