Lic. Andrea F. Amendola

Psicoanalista de la orientación lacaniana. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Atención online y presencial. Niños, adultos, adolescentes, parejas y familias. Supervisión clínica a colegas y grupos clínicos de estudio. Contacto: 15-4414-1330

Artículos a la Comunidad

¡Me falta!

¡Me falta!

Sufrir de lo que falta: el lado oscuro del ideal

El psicoanálisis ha sabido situar, cómo el ser humano por el hecho de estar habitado por las palabras es un ser que sufre por las mismas.

Las palabras trazan marcas, sedimentan afectos que conmueven al cuerpo.

“Ella ve siempre lo que le falta, hago de todo por ella, pero siempre nota lo que no hago, lo que no le dije, lo que le faltó”, solemos oír en las consultas. A veces, la misma persona padece su falta como una montaña que la aplasta, es exitosa en casi todo, pero esa semana su amiga no le habló y fue suficiente para sentirse insuficiente.

En otras ocasiones, el cuerpo es quien delata sus faltas, me falta cola, me falta altura. Un desprecio se incrusta en el sentimiento de la vida y una necesidad de no darse a ver tranquiliza. Aislarse, taparse, borrarse. La evitación de mostrarnos como somos se vuelve insoportable. Un ideal de cómo debería ser nuestro cuerpo impera, dicta y aplasta lo que tenemos como cuerpo.

Lo mismo ocurre a veces cuando tiramos de la hilacha de las comparaciones. Madres que comparan hijos, “el de mi amiga es mejor que el mío”, por tal o cual cuestión. Una tensión invade y conduce a reprochar por qué no es como aquel hijo que se idealiza, como aquel que se cree sería mejor.

¿Qué es eso que nos falta? ¿Qué es la falta que nos percude volviéndonos insatisfechos? ¿Qué oscuridad habita a nuestro ideal?

Tener ideales no es el problema, el problema es cuando un ideal nos hace sentir que a quienes tenemos, quienes somos, como somos, es insuficiente, no alcanza, molesta, amarga.

¿Cómo encontrar la satisfacción con quienes somos, con lo que tenemos y con quienes estamos?

Es la vía a transitar en un psicoanálisis para despojarnos de la oscuridad que nos pierde cuando el ideal nos hace sufrir de la falta en vez de hacer de la falta un motor.

Lic. Andrea F. Amendola

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