Lic. Andrea F. Amendola

Psicoanalista de la orientación lacaniana. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Atención online y presencial. Niños, adultos, adolescentes, parejas y familias. Supervisión clínica a colegas y grupos clínicos de estudio. Contacto: 15-4414-1330

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Buenas Razones

La Razón…. Cuántas batallas, cuántos dolores, cuántas angustias y cuántas peleas han surgido en nombre de la razón.
También el amor y las nobles causas se han defendido en su honor…

El ser humano, por su historia, por nacer y formarse en un determinado seno en donde “otros” lo educan y le explican las razones de la vida, del amor, del mundo, de los otros, pasa inevitablemente a ser un ser “alienado” en las razones de otros, es decir, un ser “hecho de otras razones”. Singularmente de los otros que le han tocado en suerte, ya sean padres o tíos o tutores, serán esos otros los que irán teniendo una impronta en la psique, en el mundo de los pensamientos y que, de alguna manera, con sus palabras quedarán adheridos a las razones de aquel pequeño niño o niña que se encuentra ávido de entender y de comprender el mundo al cual arribó para sólo poder aprehenderlo a partir de estos significativos otros.

Ahora bien, ese niño crece en el marco de una sociedad y algún día será un hombre o una mujer. Hombres y mujeres a veces se unen por las mismas razones y otras veces entran en conflicto por tener razones diversas.
Otras tantas veces se descubren queriendo pensar por sí mismos y no lograrlo porque aquellas razones de los otros imperan en sus pensares y no les resulta fácil obrar por razones propias sin sentir culpa.

Escuchamos en la clínica: “él no tiene razón”, “ella no entra en razón, es como yo lo veo y no como ella cree”, “hay una única razón: la mía”, “no razona porque no piensa como yo”, entre tantas otras expresiones.
El trabajo psicoanalítico realizado con el analista lleva al paciente a ampliar la visión que tiene del mundo, a salir de la estrechez con la cual algunos comprenden las cosas.
Que yo tenga “mis” razones no necesariamente quiere decir que esa sea LA razón única valedera. Claro que dependerá de cada caso el valor que tenga la razón,  pero muchas personas suelen quedar “atrapadas” en LA razón volviéndose rígidos e inflexibles, no pudiendo considerar que la verdadera inteligencia no consiste en imponerse ante los otros con su razón, sino en la capacidad de reconsiderar y de contemplar la existencia de las razones singulares.

Cada persona puede tener razones individuales y valederas, el conflicto entre las personas se da cuando las razones de uno no coinciden con las del otro.

Como psicoanalista que trabaja con los vínculos familiares y de pareja, considero que todo aquel que entra en conflicto y hasta ha llegado a perder vínculos por el valor de sus razones, es porque seguramente obrando desde sus “buenas razones” que son las suyas no ha tomado conocimiento que en el terreno de la razón el mundo está compuesto por diversidad de razones, y las razones diferentes sí pueden coexistir sin necesidad de enfrentamiento ni de exclusión.

Cuando alguien cree en “LA” razón, como única e inamovible, es porque aún no ha descubierto que tras la estrechez del “LA” habita un mundo de “buenas razones” para animarse a ir más allá del sí mismo.

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